Venas - Sistema circulatorio
Las venas se disponen en superficiales, las que cursan por la tela subcutánea, y profundas, las que usualmente son concomitantes o acompañan a las arterias y, con algunas excepciones, reciben el mismo nombre que éstas. Las venas profundas suelen conectarse con las superficiales mediante venas comunicantes.
En la cavidad craneal la sangre del encéfalo drena hacia los senos venosos que son desdoblamientos de la duramadre, algunos de los cuales dejan surcos en la cara interna del cráneo. Estos senos suelen comunicarse con venas del escalpo o cuero cabelludo a través de venas emisarias que atraviesan la calvaria.
El seno venoso que cursa por el borde superior de la hoz del cerebro (pliegue de la duramadre que se interpone entre ambos hemisferios) es el seno sagital superior que llega a la eminencia cruciforme de la fosa posterior del cráneo y continúa como seno transverso derecho y luego como seno sigmoideo derecho. Este último alcanza el foramen yugular y pasa por él para continuarse con la vena yugular interna derecha.
En el borde inferior de la hoz del cerebro se localiza el seno sagital inferior que continúa sucesivamente con los senos recto, transverso izquierdo y sigmoideo izquierdo. Cuando este último llega al foramen yugular continúa con la vena yugular interna izquierda.
Los senos situados a cada lado del cuerpo del esfenoidal, en estrecho contacto con las arterias carótidas internas, son los senos cavernosos a los cuales drenan las venas oftálmicas.
Por la anastomosis de estas venas con la vena facial pueden ser vía de propagación hacia las meninges y el encéfalo de infecciones provenientes del triángulo peligroso de la cara. Los límites de este triángulo son los lados de la nariz y el labio superior. Infecciones como el acné pueden dar lugar a émbolos sépticos que lleguen al seno cavernoso.
La vena facial drena las estructuras superficiales de la cara y desciende a los lados de la nariz y de la comisura de los labios; drena en el cuello en la vena yugular interna. La vena maxilar, por su parte, se forma en la fosa infratemporal a partir de las venas que drenan las estructuras profundas de la cara y sus cavidades.
En el interior de la glándula parótida se une con la vena temporal superficial, la cual drena la parte lateral del escalpo, para formar la corta vena retromandibular.
Una división de esta vena retromandibular se une con la vena facial; otra división se une con la vena auricular posterior para formar la vena yugular externa, la cual desciende sobre la cara superficial del músculo esternocleidomastoideo y en la base del cuello desemboca en la vena yugular interna o en la vena subclavia.
En el cuello se encuentran las venas yugulares interna y externa. La yugular interna se sitúa lateralmente a las arterias carótidas común e interna y recibe la mayor parte de la sangre venosa de cabeza y cuello.
La vena yugular externa desciende sobre la cara superficial del esternocleidomastoideo y en la base del cuello desemboca en la vena subclavia o en la yugular interna. En esta parte del cuello las venas yugular interna y subclavia se unen para formar la vena braquiocefálica; de la unión de las dos venas braquiocefálicas se forma en el mediastino superior la vena cava superior.
Las venas superficiales del miembro superior se originan en la red venosa dorsal de la mano. Las venas profundas son dobles y acompañan a las arterias. Se anastomosan con las superficiales mediante las venas comunicantes.
La vena cefálica es una de las venas superficiales, la cual asciende por el lado lateral del antebrazo y del brazo para desembocar en la vena axilar. Otra de las venas superficiales es la vena basílica que asciende por el lado medial del antebrazo y del brazo para continuarse como vena axilar, luego de atravesar la fascia braquial. En el cúbito la vena mediana del cúbito anastomosa entre sí a las dos anteriores y suele ser sitio de punciones venosas.
Por su parte, la vena mediana del antebrazo asciende por el lado medial de éste y desemboca en la vena basílica. Puede dividirse a veces en el cúbito en las venas mediana cefálica y mediana basílica, las cuales desembocan, respectivamente, en las venas cefálica y basílica formando con ellas la tradicional M venosa del cúbito.
En cuanto a las principaales venas profundas del miembro superior, éstas acompañan a las arterias, generalmente en número de dos por arteria, y suelen recibir su mismo nombre. Son éstas las dos venas radiales, las dos venas ulnares que nacen de los arcos venosos de la palma de la mano y en el cúbito se unen para formar las dos venas braquiales. Estas últimas se abren en la vena axilar, la cual continúa en el cuello, a partir del borde de la primera costilla, como vena subclavia.
Las paredes torácicas son drenadas por las venas intercostales que siguen el borde inferior de cada costillas. Las venas bronquiales, mediastinales y esofágicas drenan a los istemas venosos ácigos y hemiácigos.
Las venas intercostales posteriores derechas III a XI y la vena subcostal drenan en la vena ácigos que asciende por el lado derecho de la columna vertebral, pasa por detrás de la raíz del pulmón, se dobla hacia adelante para formar el cayado o arco de la vena ácigos y termina en la vena cava superior. Ésta, por su parte, termina desembocando en la parte superior del atrio derecho.
Las venas intercostales posteriores izquierdas inferiores (generalmente de la VIII a la XI) drenan en la vena hemiácigos y las superiores (de la IV a la VII) lo hacen en la vena hemiácigos accesoria. Ambas venas se ubican hacia la parte izquierda de los cuerpos vertebrales y, luego de cruzar la línea mediana, desembocan en la vena ácigos. Las venas intercostales posteriores del primer espacio desembocan directamente en la vena braquiocefálica del mismo lado, así como las intercostales posteriores izquierdas II y III; al lado derecho éstas desembocan en la vena ácigos. Es de anotar que existen múltiples variaciones en este arreglo de las venas ácigos y hemiácigos. Finalmente, en el mediastino superior de la vena braquiocefálica izquierda, más larga y oblicua que la derecha, cruza la línea mediana para unirse a esta última y formar la vena cava superior.
En el abdomen existen dos grandes sistemas venosos, el de la vena cava inferior situada a la derecha de la aorta abdominal, y el de la vena portal del hígado. El primero recibe ramas parietales y viscerales, el segundo recibe la sangre venosa proveniente del bazo y del canal alimentario, desde el esófago hasta el ano, y la lleva al hígado. Esta sangre contiene los nutrientes provenientes de la digestión de los alimentos y la bilirrubina, producto de la descomposición de la hemoglobina en el bazo.
Esencialmente son tributarias directas o indirectas de la vena cava inferior las venas hepáticas, las renales, las suprarrenales, las gonadales (testiculares u ováricas) y las lumbares. Cerca del hígado se unen de forma invariable las venas mesentérica superior y lienal o esplénica para formar la vena portal del hígado. La mesentérica superior recibe tributarias del páncreas, yeyuno, ileon, ciego, apéndice, colo ascendente y la mayor parte del colon transverso. Por su parte la vena lienal recibe tributarias del bazo, páncreas y estómago.
La vena mesentérica inferior es continuación de la vena rectal superior y a ella drena directa o indirectamente la sangre proveniente de la parte superior del recto, del colon sigmoideo, colon descendente y una pequeña parte del colon transverso. La desembocadura de esta vena es variable; en la mayoría de los casos lo hace en la vena lienal, pero también puede hacerlo en la mesentérica superior o directamente en la vena portal del hígado. Dentro del hígado la sangre que le llega por la vena portal es vaciada en los sinusoides hepáticos; de éstos pasa a las venas centrales que se encuentran en el centro de los lóbulos hepáticos para seguir por venas perilobulares e interlobulares hasta las venas hepáticas que, como ya se mencionó, desembocan en la vena cava inferior. Esta última, por su parte, debe atravesar el centro tendinoso del diafragma para desembocar en la parte inferior del atrio derecho.
Cabe resaltar aquí el papel del sistema venoso portal del hígado que recoge la sangre venosa proveniente de la mayor parte del canal alimentario para llevar en primera instancia al hígado los productos de la digestión de los alimentos; por este sistema venoso, por lo tanto, le llegan al hígado tanto nutrientes como productos tóxicos abdorbidos por el intestino, lo que explica su función como órgano desintoxicador y sintetizador de carbohidratos, grasas y proteínas. Es por esta función que el hígado puede resultar siendo víctima de sustancias tóxicas que pueden llevarlo a la degeneración, lo que se conoce como cirrosis hepática.
Por el sistema venoso portal también le llega al hígado la sangre filtrada por el bazo, la cual contiene un tipo de bilirrubina, la llamada bilirrubina B o indirecta. Es ésta el producto de la descomposición de la hemoglobina que llevan a cabo las células reticuloendoteliales del bazo. Esta bilirrubina es transformada o conjugada por los hepatocitos que convierten en bilirrubina A o directa y como tal excreta haciendo parte de la bilis.
Problemas obstructivos del sistema venoso portal o problemas degenerativos del hígado, como la cirrosis, producen aumento de la presión dentro de estas venas, lo que se conoce como hipertensión portal; las manifestaciones pueden ser múltiples, entre ellas la formación de varices esofágicas y la acumulación de líquido dentro de la cavidad peritoneal o ascitis.
La vena iliaca interna recibe la sangre venosa proveniente de las distintas visceras pélvicas (recto, canal anal, útero, vagina, vejiga, próstata, glándulas seminales) y de la región glútea. A cada lado esta vena se une con la vena iliaca externa para formar la vena iliaca común situada a nivel de la abertura superior de la pelvis. A la derecha de la aorta abdominal, a nivel de la V vértebra lumbar, las venas iliacas comunes derecha e izquierda se unen para formar la vena cava inferior.
Las venas del miembro inferior se disponen en superficiales y profundas conectadas por venas comunicantes. Las venas superficiales, llamadas safenas, se originan en la red venosa dorsal del pie; las profundas, algunas dobles, acompañan a las arterias y reciben sus mismos nombres. La vena safena magna asciende por delante del maléolo medial, por la parte anteromedial de la pierna y del fémur y suele ser sitio de formación de varices. En la parte superior del fémur atraviesa la fascia lata para desembocar en la vena femoral. La vena safena parva asciende por detrás del maléolo lateral y de la parte posterior de la pierna, y en la parte posterior de la rodilla atraviesa la fascia crural para desembocar en la vena poplitea.
Las venas profundas se originan de venas profundas del pie que forman en primera instancia las venas tibiales anteriores y posteriores. En la fosa poplitea esta venas se unen para formar la vena poplitea la cual, al igual que la arteria homónima, atraviesa el hiato del aductor presente en la parte inferior del músculo aductor magno. Por este hiato la vena pasa de la parte posterior de la rodilla a la parte anterior del fémur donde toma el nombre de vena femoral, a la cual desemboca la vena femoral profunda. La vena femoral cursa por la parte medial del trígono femoral en compañía de la arteria y nervio femorales, pasa por detrás del ligamento inguinal y, a partir de aquí, se ubica en la parte inferior del abdomen donde toma el nombre de vena iliaca externa.
CIRCULACIÓN FETAL
La circulación fetal tiene como finalidad llevar hasta el feto sangre oxigenada y con nutrientes desde la placenta, y sangre desoxigenada y con desecho desde el feto hasta la placenta. En la placenta se lleva a cabo un proceso de intercambio entre las circulaciones materna y fetal a través de la llamada barrera placentaria por lo cual, bajo condiciones normales, no debe producirse mezcla de estas sangres.
La vena umbilical es el vaso que le lleva al feto sangre oxigenada y con nutrientes provenientes de la placenta. Esta vena asciende hacia el hígado y cursa por su cara visceral. Mediante el conducto venoso se une con la vena cava inferior evitando con esto el paso por el hígado y que, en cambio, la sangre llegue directamente al atrio derecho. El foramen oval presente en el septo interatrial comunica ambos atrios y permite que la sangre pase del derecho al izquierdo para que, desde el ventrículo izquierdo, sea distribuida por la aorta a los órganos fetales.
La sangre del atrio derecho no pasa al atrio izquierdo sino al ventrículo derecho y de éste al tronco, y las arterias pulmonares pueden ir al pulmón o pueden pasar a la aorta a través del conducto arterioso. La sangre con mayor cantidad de nutrientes y de oxigeno es distribuida a la cabeza y los miembros superiores del feto. La que contiene menor cantidad de éstos se distribuye en la parte inferior del cuerpo y, a través de las dos arterias umbilicales, ramas de las iliacas externas, y ya como sangre venosa, regresa a la placenta para eliminar los desechos metabólicos y cardarse nuevamente de oxígeno y nutrientes.
Una vez se suspende la circulación fetal después del nacimiento, al ser cortado el cordón umbilical, se obliteran algunos vasos sanguíneos y conducto quedando remanentes o vestigios de estas estructuras. Los siguientes son los remanentes embrionarios de estas estructuras fetales:
- Vena umbilical: ligamento terete del hígado.
- Conducto venoso: ligamento venoso.
- Foramen oval: fosa oval.
- Conducto arterioso: ligamento arterioso.
- Arteria umbilical: Pliegue umbilical medial.
Venas de la cabeza
En la cavidad craneal la sangre del encéfalo drena hacia los senos venosos que son desdoblamientos de la duramadre, algunos de los cuales dejan surcos en la cara interna del cráneo. Estos senos suelen comunicarse con venas del escalpo o cuero cabelludo a través de venas emisarias que atraviesan la calvaria.
El seno venoso que cursa por el borde superior de la hoz del cerebro (pliegue de la duramadre que se interpone entre ambos hemisferios) es el seno sagital superior que llega a la eminencia cruciforme de la fosa posterior del cráneo y continúa como seno transverso derecho y luego como seno sigmoideo derecho. Este último alcanza el foramen yugular y pasa por él para continuarse con la vena yugular interna derecha.
En el borde inferior de la hoz del cerebro se localiza el seno sagital inferior que continúa sucesivamente con los senos recto, transverso izquierdo y sigmoideo izquierdo. Cuando este último llega al foramen yugular continúa con la vena yugular interna izquierda.
Los senos situados a cada lado del cuerpo del esfenoidal, en estrecho contacto con las arterias carótidas internas, son los senos cavernosos a los cuales drenan las venas oftálmicas.
Por la anastomosis de estas venas con la vena facial pueden ser vía de propagación hacia las meninges y el encéfalo de infecciones provenientes del triángulo peligroso de la cara. Los límites de este triángulo son los lados de la nariz y el labio superior. Infecciones como el acné pueden dar lugar a émbolos sépticos que lleguen al seno cavernoso.
La vena facial drena las estructuras superficiales de la cara y desciende a los lados de la nariz y de la comisura de los labios; drena en el cuello en la vena yugular interna. La vena maxilar, por su parte, se forma en la fosa infratemporal a partir de las venas que drenan las estructuras profundas de la cara y sus cavidades.
En el interior de la glándula parótida se une con la vena temporal superficial, la cual drena la parte lateral del escalpo, para formar la corta vena retromandibular.
Una división de esta vena retromandibular se une con la vena facial; otra división se une con la vena auricular posterior para formar la vena yugular externa, la cual desciende sobre la cara superficial del músculo esternocleidomastoideo y en la base del cuello desemboca en la vena yugular interna o en la vena subclavia.
Venas del cuello
En el cuello se encuentran las venas yugulares interna y externa. La yugular interna se sitúa lateralmente a las arterias carótidas común e interna y recibe la mayor parte de la sangre venosa de cabeza y cuello.
La vena yugular externa desciende sobre la cara superficial del esternocleidomastoideo y en la base del cuello desemboca en la vena subclavia o en la yugular interna. En esta parte del cuello las venas yugular interna y subclavia se unen para formar la vena braquiocefálica; de la unión de las dos venas braquiocefálicas se forma en el mediastino superior la vena cava superior.
Venas del miembro superior
Las venas superficiales del miembro superior se originan en la red venosa dorsal de la mano. Las venas profundas son dobles y acompañan a las arterias. Se anastomosan con las superficiales mediante las venas comunicantes.
La vena cefálica es una de las venas superficiales, la cual asciende por el lado lateral del antebrazo y del brazo para desembocar en la vena axilar. Otra de las venas superficiales es la vena basílica que asciende por el lado medial del antebrazo y del brazo para continuarse como vena axilar, luego de atravesar la fascia braquial. En el cúbito la vena mediana del cúbito anastomosa entre sí a las dos anteriores y suele ser sitio de punciones venosas.
Por su parte, la vena mediana del antebrazo asciende por el lado medial de éste y desemboca en la vena basílica. Puede dividirse a veces en el cúbito en las venas mediana cefálica y mediana basílica, las cuales desembocan, respectivamente, en las venas cefálica y basílica formando con ellas la tradicional M venosa del cúbito.
En cuanto a las principaales venas profundas del miembro superior, éstas acompañan a las arterias, generalmente en número de dos por arteria, y suelen recibir su mismo nombre. Son éstas las dos venas radiales, las dos venas ulnares que nacen de los arcos venosos de la palma de la mano y en el cúbito se unen para formar las dos venas braquiales. Estas últimas se abren en la vena axilar, la cual continúa en el cuello, a partir del borde de la primera costilla, como vena subclavia.
Venas del tórax
Las paredes torácicas son drenadas por las venas intercostales que siguen el borde inferior de cada costillas. Las venas bronquiales, mediastinales y esofágicas drenan a los istemas venosos ácigos y hemiácigos.
Las venas intercostales posteriores derechas III a XI y la vena subcostal drenan en la vena ácigos que asciende por el lado derecho de la columna vertebral, pasa por detrás de la raíz del pulmón, se dobla hacia adelante para formar el cayado o arco de la vena ácigos y termina en la vena cava superior. Ésta, por su parte, termina desembocando en la parte superior del atrio derecho.
Las venas intercostales posteriores izquierdas inferiores (generalmente de la VIII a la XI) drenan en la vena hemiácigos y las superiores (de la IV a la VII) lo hacen en la vena hemiácigos accesoria. Ambas venas se ubican hacia la parte izquierda de los cuerpos vertebrales y, luego de cruzar la línea mediana, desembocan en la vena ácigos. Las venas intercostales posteriores del primer espacio desembocan directamente en la vena braquiocefálica del mismo lado, así como las intercostales posteriores izquierdas II y III; al lado derecho éstas desembocan en la vena ácigos. Es de anotar que existen múltiples variaciones en este arreglo de las venas ácigos y hemiácigos. Finalmente, en el mediastino superior de la vena braquiocefálica izquierda, más larga y oblicua que la derecha, cruza la línea mediana para unirse a esta última y formar la vena cava superior.
Venas del abdomen
En el abdomen existen dos grandes sistemas venosos, el de la vena cava inferior situada a la derecha de la aorta abdominal, y el de la vena portal del hígado. El primero recibe ramas parietales y viscerales, el segundo recibe la sangre venosa proveniente del bazo y del canal alimentario, desde el esófago hasta el ano, y la lleva al hígado. Esta sangre contiene los nutrientes provenientes de la digestión de los alimentos y la bilirrubina, producto de la descomposición de la hemoglobina en el bazo.
Esencialmente son tributarias directas o indirectas de la vena cava inferior las venas hepáticas, las renales, las suprarrenales, las gonadales (testiculares u ováricas) y las lumbares. Cerca del hígado se unen de forma invariable las venas mesentérica superior y lienal o esplénica para formar la vena portal del hígado. La mesentérica superior recibe tributarias del páncreas, yeyuno, ileon, ciego, apéndice, colo ascendente y la mayor parte del colon transverso. Por su parte la vena lienal recibe tributarias del bazo, páncreas y estómago.
La vena mesentérica inferior es continuación de la vena rectal superior y a ella drena directa o indirectamente la sangre proveniente de la parte superior del recto, del colon sigmoideo, colon descendente y una pequeña parte del colon transverso. La desembocadura de esta vena es variable; en la mayoría de los casos lo hace en la vena lienal, pero también puede hacerlo en la mesentérica superior o directamente en la vena portal del hígado. Dentro del hígado la sangre que le llega por la vena portal es vaciada en los sinusoides hepáticos; de éstos pasa a las venas centrales que se encuentran en el centro de los lóbulos hepáticos para seguir por venas perilobulares e interlobulares hasta las venas hepáticas que, como ya se mencionó, desembocan en la vena cava inferior. Esta última, por su parte, debe atravesar el centro tendinoso del diafragma para desembocar en la parte inferior del atrio derecho.
Cabe resaltar aquí el papel del sistema venoso portal del hígado que recoge la sangre venosa proveniente de la mayor parte del canal alimentario para llevar en primera instancia al hígado los productos de la digestión de los alimentos; por este sistema venoso, por lo tanto, le llegan al hígado tanto nutrientes como productos tóxicos abdorbidos por el intestino, lo que explica su función como órgano desintoxicador y sintetizador de carbohidratos, grasas y proteínas. Es por esta función que el hígado puede resultar siendo víctima de sustancias tóxicas que pueden llevarlo a la degeneración, lo que se conoce como cirrosis hepática.
Por el sistema venoso portal también le llega al hígado la sangre filtrada por el bazo, la cual contiene un tipo de bilirrubina, la llamada bilirrubina B o indirecta. Es ésta el producto de la descomposición de la hemoglobina que llevan a cabo las células reticuloendoteliales del bazo. Esta bilirrubina es transformada o conjugada por los hepatocitos que convierten en bilirrubina A o directa y como tal excreta haciendo parte de la bilis.
Problemas obstructivos del sistema venoso portal o problemas degenerativos del hígado, como la cirrosis, producen aumento de la presión dentro de estas venas, lo que se conoce como hipertensión portal; las manifestaciones pueden ser múltiples, entre ellas la formación de varices esofágicas y la acumulación de líquido dentro de la cavidad peritoneal o ascitis.
Venas de la pelvis
La vena iliaca interna recibe la sangre venosa proveniente de las distintas visceras pélvicas (recto, canal anal, útero, vagina, vejiga, próstata, glándulas seminales) y de la región glútea. A cada lado esta vena se une con la vena iliaca externa para formar la vena iliaca común situada a nivel de la abertura superior de la pelvis. A la derecha de la aorta abdominal, a nivel de la V vértebra lumbar, las venas iliacas comunes derecha e izquierda se unen para formar la vena cava inferior.
Venas del miembro inferior
Las venas del miembro inferior se disponen en superficiales y profundas conectadas por venas comunicantes. Las venas superficiales, llamadas safenas, se originan en la red venosa dorsal del pie; las profundas, algunas dobles, acompañan a las arterias y reciben sus mismos nombres. La vena safena magna asciende por delante del maléolo medial, por la parte anteromedial de la pierna y del fémur y suele ser sitio de formación de varices. En la parte superior del fémur atraviesa la fascia lata para desembocar en la vena femoral. La vena safena parva asciende por detrás del maléolo lateral y de la parte posterior de la pierna, y en la parte posterior de la rodilla atraviesa la fascia crural para desembocar en la vena poplitea.
Las venas profundas se originan de venas profundas del pie que forman en primera instancia las venas tibiales anteriores y posteriores. En la fosa poplitea esta venas se unen para formar la vena poplitea la cual, al igual que la arteria homónima, atraviesa el hiato del aductor presente en la parte inferior del músculo aductor magno. Por este hiato la vena pasa de la parte posterior de la rodilla a la parte anterior del fémur donde toma el nombre de vena femoral, a la cual desemboca la vena femoral profunda. La vena femoral cursa por la parte medial del trígono femoral en compañía de la arteria y nervio femorales, pasa por detrás del ligamento inguinal y, a partir de aquí, se ubica en la parte inferior del abdomen donde toma el nombre de vena iliaca externa.
CIRCULACIÓN FETAL
La circulación fetal tiene como finalidad llevar hasta el feto sangre oxigenada y con nutrientes desde la placenta, y sangre desoxigenada y con desecho desde el feto hasta la placenta. En la placenta se lleva a cabo un proceso de intercambio entre las circulaciones materna y fetal a través de la llamada barrera placentaria por lo cual, bajo condiciones normales, no debe producirse mezcla de estas sangres.
La vena umbilical es el vaso que le lleva al feto sangre oxigenada y con nutrientes provenientes de la placenta. Esta vena asciende hacia el hígado y cursa por su cara visceral. Mediante el conducto venoso se une con la vena cava inferior evitando con esto el paso por el hígado y que, en cambio, la sangre llegue directamente al atrio derecho. El foramen oval presente en el septo interatrial comunica ambos atrios y permite que la sangre pase del derecho al izquierdo para que, desde el ventrículo izquierdo, sea distribuida por la aorta a los órganos fetales.
La sangre del atrio derecho no pasa al atrio izquierdo sino al ventrículo derecho y de éste al tronco, y las arterias pulmonares pueden ir al pulmón o pueden pasar a la aorta a través del conducto arterioso. La sangre con mayor cantidad de nutrientes y de oxigeno es distribuida a la cabeza y los miembros superiores del feto. La que contiene menor cantidad de éstos se distribuye en la parte inferior del cuerpo y, a través de las dos arterias umbilicales, ramas de las iliacas externas, y ya como sangre venosa, regresa a la placenta para eliminar los desechos metabólicos y cardarse nuevamente de oxígeno y nutrientes.
Una vez se suspende la circulación fetal después del nacimiento, al ser cortado el cordón umbilical, se obliteran algunos vasos sanguíneos y conducto quedando remanentes o vestigios de estas estructuras. Los siguientes son los remanentes embrionarios de estas estructuras fetales:
- Vena umbilical: ligamento terete del hígado.
- Conducto venoso: ligamento venoso.
- Foramen oval: fosa oval.
- Conducto arterioso: ligamento arterioso.
- Arteria umbilical: Pliegue umbilical medial.
¿Tienes algo que decir sobre este artículo? Compártelo con nosotros en:
Comentarios
Publicar un comentario